Almas gemelas: la idealización del amor

Escrito originalmente en junio 2020 (creo).

Esta es la versión original que fue publicada solo en un carrusel de Instagram.

Desde que tengo uso de memoria, he pensado en quién sería el tan llamado “amor de mi vida”. En las películas, lo mostraban en todo momento y el ver a mi familia lo reafirmaba. Mis padres se conocieron cuando tenían 16 años y desde ese entonces fueron inseparables —o esa era la “realidad” que imaginaba una niña de tres años que no sabe nada de la vida—. Pensaba en el mundo entero, en mis abuelos, tíos y primos, y todos estaban con alguien que era perfecto para ellos, o eso era lo que yo creía.

Siempre tuve la urgencia de intentar encontrar a mi alma gemela. No tenía ni la mitad de una década cuando decidí tomar la iniciativa... iba a agarrarle las manos a los niños que me parecieran lindos y decirles que eran mis novios hasta hallar al que era. Obviamente, fallé y eso no siguió así, miles de cosas cambiaron en mi personalidad hasta que llegué a mi adultez. Pero aun así, la pregunta siguió allí. Mis amigas consiguieron novios, terminaron con ellos y se tropezaron con “el indicado” y yo… pues… sigo aquí pensando en quién querrá pasar el resto de su vida conmigo y viceversa.

No estoy segura de que exista alguien perfecto para mí en todos los sentidos. Sé que el dúo Ben Folds & Nick Hornby dice “Sure we all have soulmates / But we walk past them every day” en su canción "From Above", solo que no imagino que en verdad haya un hombre que se parezca a lo que está en mi mente. Uno que desee repetir todas las temporadas de Gilmore Girls (2000-2007) junto a mí por quinta vez, que se ponga camisas de vestir con unos oxfords para verse “chikiluki”, que toque múltiples instrumentos, sea un conocedor cultural y me sorprenda con notas que digan cosas como “eres tan sensual como una pizza”. Entonces si no existe la persona “ideal” para mí, ¿significa que no conoceré al “amor de mi vida”?

Según mencionan las fuentes de información más importantes del tema amoroso, las comedias románticas, un “alma gemela” encaja perfectamente contigo, te ayuda a convertirte en la mejor versión de ti mismo y te acompañará por siempre y para siempre. Si nos ponemos a analizar el famoso filme de Robert Downey Jr. y Marisa Tomei, Only You (1994), te lo impone el destino y que a partir del momento en el que se conocen hay una atracción abrumadora que “nunca desaparece”.

La historia de “la otra mitad” está presente desde hace mil años. En la película de Netflix The Half of It (2020) citan a El simposio de Platón que cuenta el mito de los “andróginos” (o los humanos). Solíamos ser criaturas con dos partes, dos cabezas, dos pares de brazos y piernas, que estaban unidas por sus espaldas. Éramos tan majestuosos que decidimos tratar de asesinar a los dioses, para luego apoderarnos del Olimpo. Al saber eso, Zeus decidió separarnos con un rayo y por eso estamos condenados a encontrar a quien “nos complemente”, como dice Jerry Maguire. Hay una versión similar en la religión cristiana que menciona que Eva fue creada con una costilla de su compañero para que estuviera hecha “a su imagen y semejanza”. 

A pesar de que se especula que es una crítica al amor y que fue romantizada por el público, Romeo y Julieta terminó de grabar en piedra la idea de los amantes. Después de su creación, las narrativas de románticas se han mantenido siempre iguales. Dos personas se conocen de manera aleatoria, se dan cuenta de que son todo lo que quieren y colorín colorado.

Nos hemos obsesionado tanto con las medias naranjas que solo queremos encontrar a un ideal, sin ver que la realidad no es así. No tenemos la culpa de ese deseo, pues proviene de la sociedad. En Explained (2018-) cuentan que su base es el matrimonio para mantener el poder y la riqueza en las familias. Debido a eso nos lo remarcan en todas partes y da como resultado que seamos un Tom o Ted que deambula por la vida con la necesidad de conseguir a la pieza perfecta que encaje en nuestro rompecabezas.

Buscamos señales en el Universo que nos den esperanza de que tendremos nuestro “momento de película”. Podríamos pensar en el encuentro como algo que se escapa de nuestras manos porque es un lazo al estilo Your Name (2016) que no puede ser roto y que aparecerá cuando estemos “preparados”. Para sustentar esa idea podríamos usar el teorema del entrelazamiento cuántico de John Bell que dice que a pesar de que haya una distancia espacial arbitraria entre dos partículas, estas tienen una predisposición a interactuar y tener una conexión porque forman parte del cosmos. Se podría interpretar como una justificación a la idea de que son posibles las famosas almas gemelas, o sea que en serio podría encontrar a mi futuro esposo con quien tendré miles de besos pop.

El verdadero cuento de hadas no termina con la aparición del sujeto, sino que continúa hasta que fallecemos. Eso significa que no es genial siempre porque absolutamente nada es así. Tenemos que darnos cuenta de que los momentos terribles están incluidos en el paquete de la pareja. Se vuelve ideal cuando logra soportar cada uno de nuestros desastres, dándonos apoyo incondicional porque lo desean y no porque una fuerza mágica les dice que lo hagan. Para que sea así, debemos aceptarnos mutuamente en todos los aspectos y saber que aunque no podamos cambiar los defectos del otro, estos son los que los diferencian del resto.

Después de 20 años y de agarrar miles de manos sudadas, hoy me doy cuenta de que aunque no tenga la historia de amor perfecta como imaginaba que era la de mis padres, seré feliz con quien yo escoja. Ya entiendo que es crecimiento y trabajo constante, pues a pesar de que llegue la persona, no se abrirá la puerta de un palacio o caerán los millones de dólares del cielo.

Así que lo que contestaría a mi propia pregunta de Yahoo! Respuestas sería que podría llegar a conocer a mi alma gemela. Todos tenemos el poder de transformar ese amor en algo duradero, solo debemos saber que en la vida lo más importante es el desarrollo. No es ni el principio, ni el final y como mi pastora Lorelai Gilmore dijo: “Quiero el medio”. Hasta que no haya intentado estar con varias personas, no sabré la identidad del “amor de mi vida”, con quien haré chistes sobre sexo con piratas o teorías conspirativas sobre el asfalto. Después de haberme caído varias veces, posiblemente llegue y estaré segura de que daremos lo mejor de nosotros para que funcione y podamos tener éxito juntos. Y en el peor de los casos, si no pasa, al menos sé que no somos esas criaturas de dos cabezas.

El episodio del podcast sobre las almas gemelas en la música está aquí:

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